Corría, y mientras corría notaba cómo su mundo se iba derrumbando. Notaba cómo se iba rompiendo por dentro. Recordando momentos, lugares, caricias que quizás no significaran nada, pero que para ella lo fueron todo.
Corría, sin destino y sin comienzo. Sin una meta, sólo como un desahogo. Para liberar la rabia y no dejar salir las lágrimas. Intento fallido pues ahí estaban, rozando sus mejillas de la misma forma en que una vez lo hizo él. Cayendo hacia sus labios. Esas lágrimas eran parte de él. Ella misma era suya. Se había entregado en silencio a alguien que jamás se dió cuenta, o que quizás no quiso saberlo nunca.
Corría para no hundirse. Sentía que si paraba se hundiría, caería bajo el asfalto que golpeaban sus pies desnudos. Sabía que se daría contra una pared al darle todo, pero no tuvo el valor de pisar los frenos. Los sueños son dulces hasta que despiertas, y entonces te maldices por haberte quedado dormido.
Corría porque sabía que a partir de ahora todo cambiaría, y que su peor pesadilla se iba a hacer realidad.
Corría para no echarle de menos.
Corría, sin destino y sin comienzo. Sin una meta, sólo como un desahogo. Para liberar la rabia y no dejar salir las lágrimas. Intento fallido pues ahí estaban, rozando sus mejillas de la misma forma en que una vez lo hizo él. Cayendo hacia sus labios. Esas lágrimas eran parte de él. Ella misma era suya. Se había entregado en silencio a alguien que jamás se dió cuenta, o que quizás no quiso saberlo nunca.
Corría para no hundirse. Sentía que si paraba se hundiría, caería bajo el asfalto que golpeaban sus pies desnudos. Sabía que se daría contra una pared al darle todo, pero no tuvo el valor de pisar los frenos. Los sueños son dulces hasta que despiertas, y entonces te maldices por haberte quedado dormido.
Corría porque sabía que a partir de ahora todo cambiaría, y que su peor pesadilla se iba a hacer realidad.
Corría para no echarle de menos.

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