domingo, 22 de octubre de 2006

Cita sin amor

Habían quedado a las 9 y ya eran las 9:15. Corría por la calle deseando que él no se hubiera marchado ya. Había puesto muchas esperanzas en aquella cita, pero una serie de desajustes en el trabajo la había obligado a salir más tarde de lo previsto. No se conocían más que a través de unos amigos comunes. Se habían visto unas cuantas veces, pero jamás habían hablado mucho el uno con el otro. Finalmente llegó y allí estaba él. La verdad es que se le veía guapo. Se había arreglado para aquella noche, eso se notaba...y algo significaría. No pareció importarle que llegase tarde, estaba demasiado nervioso como para preocuparse por ello a pesar de las constantes disculpas que ella le dio.

Sin mayor tardanza entraron en el lujoso restaurante. Una mesa para dos, cerca de la cristalera desde la que se observaba una preciosa visión de París. Les dieron la carta y pidieron ya el vino. Al principio apenas mantenían el contacto visual. Comenzaron a hablar simplemente para evitar esos silencios incómodos. Pero al cabo de un rato, la conversación se fue animando. Se contaron muchas cosas, y comenzaron a coger confianza. Poco a poco los dos se daban cuenta de que no se iban a querer. Era una verdad silenciosa. Ninguno la comentó ya que ninguno quería hacerlo tampoco. Estaban a gusto sin necesitar nada más. Ni otra noche, ni un beso de despedida. Simplemente la compañía era buena.

Pero cuando acabaron con el postre allí estaba otra vez ese silencio incómodo. Era la hora de marcharse y ninguno sabía qué decir para no defraudar al otro. Salieron a la calle, se dieron dos besos y cada uno tomó una dirección distinta. Sin mirar atrás. Por supuesto que volverían a llamarse, pero no sería para otra cita.

martes, 17 de octubre de 2006

Rosas

Allí estaba ella, mirando sus fotos y aquella rosa que un día le regaló. Tenía la habitación empapelada de él y sin embargo sentía su ausencia por todos los rincones. Fuera lloraba, y sin embargo, no era capaz de llorar ni una sola lágrima. Desde aquel día en el que se fue lo único que había hecho es sentarse a esperar. No sabía muy bien qué sólo esperaba, quizá una respuesta, quizá que volviera... O quizá simplemente es que no tenía ganas de hacer nada más. Y dedicó las horas a pensar y a recordar, desde el momento en el que le conoció no había estado triste nunca, se le había olvidado lo que era esa sensación, y por eso le costaba tanto romper a llorar.

Sólo quedaba una rosa. Parecía el final de un cuento de hadas. La última rosa del ramo, la superviviente. Y allí seguiría hasta que decidiese morir. No pensaba tirarla, no quería olvidarse de una de las mejores temporadas de su vida. La nostalgia y la melancolía la embargaban cada vez que miraba todo aquello, pero sabía que una vez lo superase, sonreiría cada vez que le viese en una foto o en un recuerdo.

Y así siguió mientras fuera aún llovía y él la observaba a través de la ventana desde la acera, empapándose de ella.

jueves, 12 de octubre de 2006

La pared

Corría, y mientras corría notaba cómo su mundo se iba derrumbando. Notaba cómo se iba rompiendo por dentro. Recordando momentos, lugares, caricias que quizás no significaran nada, pero que para ella lo fueron todo.

Corría, sin destino y sin comienzo. Sin una meta, sólo como un desahogo. Para liberar la rabia y no dejar salir las lágrimas. Intento fallido pues ahí estaban, rozando sus mejillas de la misma forma en que una vez lo hizo él. Cayendo hacia sus labios. Esas lágrimas eran parte de él. Ella misma era suya. Se había entregado en silencio a alguien que jamás se dió cuenta, o que quizás no quiso saberlo nunca.

Corría para no hundirse. Sentía que si paraba se hundiría, caería bajo el asfalto que golpeaban sus pies desnudos. Sabía que se daría contra una pared al darle todo, pero no tuvo el valor de pisar los frenos. Los sueños son dulces hasta que despiertas, y entonces te maldices por haberte quedado dormido.

Corría porque sabía que a partir de ahora todo cambiaría, y que su peor pesadilla se iba a hacer realidad.

Corría para no echarle de menos.