Y resultó que no todo fue como esperaba... Pero haciendo caso omiso de lo que dictan las leyes sociales, he preferido, por esta vez, no dejar que nada me joda este verano, ya que espero que sea el mejor de mi vida (o por lo menos de lo que llevo de vida), algo que estoy consiguiendo, por el momento.
Y entre malas caras y críticas, prefiero recordar las risas en la playa, las vistas desde la arena y los bailes entre las luces frenéticas de los pocos pubs en los que estuvimos. Porque han ocurrido muchas cosas: desde mi primer piropo anónimo (una chica desde un coche me gritó guapo mientras promocionaba el concierto de Merche que, por cierto, anunciaban en todos lados hasta límites cansinos), hasta "una vieja que casi se nos muere" en el autobús de regreso a casa.
No son cosas importantes, pero eso no quita que sean inolvidables. El papagayo con sus tatuados hombres, Ximo y el Guinness, la paella del último día, papá y mamá Cucaracha y sus cucarachitas (nuestras compañeras de piso), las pinzas caídas desde el piso 15, las pelotas en la carretera mientras jugábamos a las palas, las preguntas pasada la medianoche ("¿Sois de España?" "Yes."), los helados "de verano", las comidas de Alba, los relaciones públicas con poca memoria, todo...
Y aunque son muchas las fotos, los pases, los mapas y demás cosas que nos pueden recordar que estuvimos allí, yo siempre llevaré algo que me traslade en el tiempo hasta ese momento: mi nombre en un grano de arroz.
Y entre malas caras y críticas, prefiero recordar las risas en la playa, las vistas desde la arena y los bailes entre las luces frenéticas de los pocos pubs en los que estuvimos. Porque han ocurrido muchas cosas: desde mi primer piropo anónimo (una chica desde un coche me gritó guapo mientras promocionaba el concierto de Merche que, por cierto, anunciaban en todos lados hasta límites cansinos), hasta "una vieja que casi se nos muere" en el autobús de regreso a casa.
No son cosas importantes, pero eso no quita que sean inolvidables. El papagayo con sus tatuados hombres, Ximo y el Guinness, la paella del último día, papá y mamá Cucaracha y sus cucarachitas (nuestras compañeras de piso), las pinzas caídas desde el piso 15, las pelotas en la carretera mientras jugábamos a las palas, las preguntas pasada la medianoche ("¿Sois de España?" "Yes."), los helados "de verano", las comidas de Alba, los relaciones públicas con poca memoria, todo...
Y aunque son muchas las fotos, los pases, los mapas y demás cosas que nos pueden recordar que estuvimos allí, yo siempre llevaré algo que me traslade en el tiempo hasta ese momento: mi nombre en un grano de arroz.
1 comentario:
hola!!! Pues como ultimamente no tengo un acceso en casa a internet no voy a poder echarte una manita :P....Pero mira en help d blogger alli te dan todos los codigos necesarios...
Y en cuanto vuelva a ser una chica conectada hablamos, :P
Muchos besiños ^_^
Publicar un comentario